El ajedrez es un juego que, por sus características, puede sacar a la luz habilidades latentes que no hayan sido desarrolladas por los medios educativos tradicionales: no solo promueve el pensamiendo lógico, sino que también infunde autoconfianza y autoestima y mejora las habilidades de comunicación y comprensión y el reconocimiento de patrones y reglas.

Además el ajedrez puede enseñarnos los valores del trabajo duro, la concentración, la objetividad y el compromiso. Organizar concursos de ajedrez en los colegios también ayuda a promover la socialización, como han podido comprobar en algunas escuelas de Nueva York, donde se insta a que los estudiantes que llegan transferidos de otras escuelas participen en los torneos, ya que ayuda a que se adapten más fácilmente.